Ayer fue el día del bando aquí en Murcia. Me desperté con Regino al lado, lo cual es de agradecer. Siempre y cuando no sea 15 de agosto y haya 40º a la sombra y ni asomo haya de aire acondicionado, claro.
Tuvimos nuestro ratico y nos levantamos para encarar el día. El cielo estaba limpio, sin rastro de esas nubes que habían estado aguando los días anteriores, echando hectólitros de agua sobre los pasos de la semana santa. Regino se fue a la ducha y yo me quedé desayunando mi colacao del mercadona con leche y café -yo inventé el nescafé mix pero no di de alta la patente. Al poco me llamó Chechu. Me tenía dicho que a lo mejor el día anterior se pasaba por la noche, pero no lo hizo. Me telefoneó para ver si estaba en casa, que quería pasar por allí.
Y lo hizo. Llegó todo trajeado de huertano, con el disfraz de su padre, que tenía el chaleco plagadito de pins. Una cosa digna de verse y muy entretenida, porque te quedabas ahí mirando y preguntado "¿y este de qué es?, ¿y este otro?". Mucho juego y mucha conversación para el ligoteo. Ay, Chechu, que sabes más que los ratones coloraos.
Me pilló bajándome vídeos musicales por el emule. De Spike Jonze, de Michael Gondry y de Chris Cunningham. Más que nada porque sé que han dirigido cada uno de ellos algunos de los mejores vídeos de Björk, y como ahora han editado unos deuvedés con las obras de esos directores, pues estaba ojeándolos a ver qué más ofrecen. Por cierto, indangando, indagando en la red, he encontrado un tal amv, que ya no sé ni quién es o quiénes son, aparte de que dirigen videoclips y que me han picado la curiosidad.
Dejé un poco de lado la frenética actividad descargadora, la cual consiste en pinchar de tanto en cuanto el emule y ver si de una ##@##! vez ya ha caído algo, para hablar un rato con Chechu. Como siempre, la risa. Tuvimos nuestro rato también de confidencias a mediodía y de ponernos al tanto de los planes para ese día.
Se supone que a las doce había quedado con Julio en su casa para una marifiesta, pero en vez de eso nos fuimos Regino, él y yo al María María, lugar que este menda nunca había pisado y que lo regentan dos chicas la mar de graciosas. Allí cayeron las primeras cervezas, una ronda pagada por cada uno. No aspiraba a más porque me quedaban pocas pelas y no podía tirarle a los cubatas, lo cual al final resultó ser una ventaja, por cierto. También es verdad que a mediodía tampoco te vas a poner con el vodka a palo seco, en plan Sue Ellen.
Aterrizó en la terraza del María María nuestro Paco de Bullas, famoso en el mundo entero, también convenientemente pertrechado de huertano, junto con dos amigos, Javi, que era la primera vez que lo veía, y otro que sí conocía, Rodrigo. Resultaban muy majos, muy normalicos y muy amistosos, como debe ser. Luego Regino me dijo que Javi era clavado a un primo suyo, que cada vez que le miraba, veía a su primo. Qué paranoia. Supongo que acaba uno conociendo tanta gente que al final se tienen que parecer. Y eso que no somos chinos, que si no, ya exagerao.
Paco nos dijo de ir a comer a su casa. Era una buena idea, porque en un día como el del bando también hay que comer, pero yo no sabía qué hacer. Me daba palo eso de que hacía un siglo que no le veía ni nos llamábamos ni nada, y hala, plantarnos en su casa a dar cuenta de un arroz y conejo. Es que la generosidad ajena tiene eso, que luego me miro a mí mismo y no veo más que cochambre y egoísmo.
Pero nos decidimos. Trabajo nos costó dar con el piso de Paco, allá por la clínica Belén. Mensajitos al móvil, llamadas y por fin, el piso. Un primero con mucha luz, sobrio en muebles y algo Pryca. Pero acogedor y funcional, un pisito de soltero, vaya.
La comida ya estaba en el fogón. Rodrigo se afanaba allí mientras nos presentábamos a un par de amigos de Paco, Juanjo e Inma -si es que se llamaba Inma, que no me acuerdo bien. Un rato charlando y después a poner la mesa y servirnos la ensalada y el arroz con conejo. Juanjo casi ni lo cató, porque ese tipo de carne no le iba. Bromas con lo del conejo, claro. Y vino y cerveza y unos cubatas de ron con el café. Día del bando, en resumen, que debería patrocinar Ballantine's. Yo encontré el arroz algo flojo de sabor, pero me callé por deferencia al cocinero Rodrigo, que supongo que hizo lo que pudo con lo que había. Ya me tocará a mí lidiar en la cocina del piso de Paco.
Luego, de vuelta al centro, donde nos cruzamos con Isa Qué-pena-doy y su novio Javi. No hicieron amago de habernos visto, casi que mejor, pero sin el "casi que". Fuimos directos a El Sentío, pero apenas se podía entrar con la de gente que abarrotaba la puerta. Nos quedamos fuera mientras visitaban el aseo un par de los que íbamos. Es que eso es lo peor en el bando: mear. Hay quienes se desahogan en la calle, generalmente en la misma calle todos, con lo que luego te ahogas tú cuando pasas por ella. De ahí, al Queens. Antes de entrar me dijo Regino que había quedado con Manuela y su novio en la puerta del Teatro Romea. Así que hicimos unos bailes allí dentro antes de ir a buscarlos.
Tardaron un poco. Ya los vimos cuando nos íbamos, cansados de esperar. Nos fuimos al cafetín árabe, donde fumamos en narguile y nos tomamos unos tés. Yo tomé un cortado, que soy muy occidental, y le di unas cuantas caladas al narguile. Se supone que era de semilla de uva, pero a mí me sabía a regaliz. Total, que se nos hicieron las tantas, casi las once, en aquel ambiente casi decadente.
Al salir hicimos recuento de euros. Cuatro me quedaban a mí, y tres a Regino, poca cosa, pensé, así que estaba por irme a casa aunque ganas de seguir teníamos. Menos mal que Regino me convenció: "anda, que si fuera por las pelas que no salgo, pocas veces hubiera pisado la calle". Así que nos fuimos al Warhol, que tenían todavía la barra en la calle y podíamos pedir cervezas baraticas. Qué grande es Regino.
Luego, a El Sentío Noche, donde nos encontramos a Javi, uno de mis iconos sexuales, más ciego que Marifé de Triana. Iba con un amigo muy majo, quien le hacía de bastón y de conciencia. Se me escapó en una de mis incursiones al aseo. Unos bailecillos y se nos hicieron casi las dos. Hora de llegar a casa y descansar.
Un buen día del bando. Largo, pero se me hizo de lo más corto. Con el puntillo alcohólico, pero sin caer en el descontrol. Con gente por todas partes y buenos conocidos donde y cuando menos me lo esperaba. Con Regino que se salía de guapo y de buen mozo. Un bando con un tío de bandera.
...Y de fondo: "The New Pollution"
Beck.
Álbum: Odelay