Cleopatra guarda sus diamantes en un joyero de tapa corrediza. Para disuadir a los ladrones, dentro de la caja hay un áspid vivo cuya mordedura es letal.
Un día, un esclavo se quedó solo durante unos minutos en la estancia de las joyas, y fue capaz de robar unas cuantas gemas de enorme valor, sin sacar el áspid de la caja, y sin tocar ni influir en la serpiente de ninguna forma. Tampoco tuvo que hacer nada para protegerse las manos. Empleó tan sólo unos cuantos segundos en el robo. Cuando el esclavo salió de la habitación, el joyero y la serpiente se encontraban exactamente en el mismo estado que antes, salvo por las gemas robadas.
Y aquí viene la pregunta: ¿De qué ingenioso método se valió el esclavo?
{Extraído de "Inspiración ¡ajá!", de Martin Gardner, ed. Labor}