Hay que ver cuándo un pequeño programa te hace un mundo. Y encima, si el programa es gratuito, pues que hasta te dan ganas de sacar las castañuelas y un violín y bailar un rondó.
Yo no sé si alguna vez os ha pasado que te pones a mirar los tipos de letra que tienes almacenados y te aburres de tantas que tienes, y ya ni te acuerdas de cuál querías usar. Pues bien, un programa como FontList, que te lo puedes bajar desde esta página te puede ayudar {como Maggi}. El programa, que no ocupa ni 70KB te crea una página web con todas las fuentes que tengas instaladas, para que puedas verlas, compararlas y luego tomarte un café.
Y ya puestos: vayan mis bendiciones por estos otros dos programas, también de gratis {y sin quebrar leyes}. El primero, un navegador distinto al Internet Explorer, y, para mi gusto, mejor. Puedes abrir distintas pestañas {sí, pestañas, como ventanas dentro de la ventana principal} para distintas páginas web, saltando de una a otra con un simple Ctrl+Tab. Además, el hecho de que se llamen pestañas ya es un plus, porque eso de "Abrir enlace en una pestaña nueva", o "Cerrar todas las pestañas" no me negaréis que tiene su coña. El programa es el Mozilla FireFox, y yo no le veo más que ventajas: gestor de contraseñas, bloqueo automático de pop-ups, acceso sencillo para el borrado de cookies, y un sinfín de extensiones para que te instales las que más te gusten. Podréis encontrarlo en la web de Mozilla Europe, donde también podréis encontrar ese segundo pedazo de programa que me encanta: el gestor de correo Mozilla Thunderbird, del que ya hablaré otro día. Ah, y las últimas versiones están en castellano.
Supongo que para un usuario lo fastidioso de coger un programa nuevo es aprender a usarlo. Cuando ya estas medio acostumbrado a usar un programa, meterte con otro es un follón y un castigo y no merece la pena así que no me descargo programa alguno y déjame en paz. Por mi parte, yo tanteo con los programas hasta que tengo uno que hace lo que yo quiero que haga, sin ocupar demasiado en el disco duro y que funcione sin darme problemas. No sabéis el fastidio que me da el tener dos programas casi casi iguales instalados sólo porque uno hace una pequeña cosa, o tiene una sola incompatibilidad que me obliga a tener el otro. O tener los dos porque uno de ellos tu sistema operativo lo tiene ahí anclado y no te deja eliminarlo {Windows Mierda Media, por ejemplo, incapaz de reproducir archivos Ogg, que es un formato libre, no como mp3, que la Thomson se está forrando con la patente}.
Eso de probar un nuevo programa se convierte en decisión de cada uno. Del tiempo libre que uno disponga, de las ganas que tenga de invertirlo en probar o aprender a usar software nuevo... pero sí que es cierto que a veces se pierde uno posibilidades por no intentarlo. El hábito es un gran esclavista.