Me gusta mi trabajo: mis alumnos, mi relación con ellos, cómo lo hago, las horas que echo a la semana, lo que cobro al final de mes -aunque esto último es más discutible.
No me gusta mi trabajo: mi contrato es de 32 horas mensuales (ja, ja y ja), la seguridad social se me descuenta de lo que cobro, y esto último es casi todo en negro.
Además, cuando un alumno falta y no avisa, en principio cobro la hora de ese alumno. Pero últimamente a mi jefe le ha dado por encasquetarme a otro alumno suyo en sustitución del ausente. Así yo sigo trabajando la hora que cobro y mi jefe también, sin haberla trabajado.
Todo lo que no me gusta de mi trabajo tiene que ver con las condiciones laborales. Qué mejor que ser mi propio jefe para tenerme como a una reina.
Los Planetas.
Álbum: Una semana en el motor de un autobús